Publicado en Noticias Ilustrado, 2º serie, nº 44, 14/4/1929
Toda poesía –y la canción es una poesía ayudada- refleja lo que el alma no tiene. Por eso la canción de los pueblos tristes es alegre y la canción de los pueblos alegres es triste.
El fado, sin embargo, no es alegre ni triste. Es un episodio de intervalo. Lo formó el alma portuguesa cuando no existía y deseaba todo sin tener fuerza para desearlo.
El fado es el cansancio del alma fuerte, la mirada de desprecio de Portugal al Dios en que creyó y también lo abandonó.
En el fado los Dioses regresan legítimos y lejanos. Es ese el segundo sentido de la figura del Rey Don Sebastián.
1 comentario:
No dejo de celebrar y de visitar esta magnífica bitácora.
Hoy me llevo un fragmento...
Gracias y saludos
Beatriz
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