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[Provincianismo intelectual]

¿Qué ideas generales tenemos? Las que vamos a buscar al extranjero. No las vamos a buscar a los movimientos filosóficos profundos del extranjero; vamos a buscarlas a la superficie, al periodismo de ideas. Y así las ideas que adoptamos, sin alteración ni critica, son viejas o superficiales. Hablamos en serio de las ideas políticas de León Blum o de Eduard Herriot, ninguno de los cuales tuvo alguna vez ideas –políticas u otras- en su vida. Hablamos en serio de Bourget, Maurras [...].

Plagiamos el fascismo y el hitlerismo, plagiamos claramente, con la desvergüenza de la inconsciencia, como el niño imita sin vacilar. No reparamos en que fascismo y hitlerismo, en su esencia, nada tienen de nuevo, acaso nada de aprovechable, como ideas; lo que no sabemos imitar, porque sería más difícil, es la personalidad de Mussolini.

Las ideas de Maurras, que cualquier razonador hábil desharía sin dificultad, si tuviera la paciencia de vencer el tedio casi insoportable de leerlo, pasan por leyes de naturaleza, por tan indiscutibles como, no diré ya la teoría atómica, que tiene elementos discutibles, sino el coeficiente de dilatación del hierro, o la ley de Boyle o de Mariotte.

Tenemos poetas de mérito. ¿Qué hacen ellos? En cuanto a cultura, no saben nada de nada, y así se estancan, repitiéndose indefinidamente, papagayos perennes de su primer, y único, impulso original. Tenemos uno que otro hombre capaz de pensamiento filosófico. ¿Qué hace? Sumerge ese pensamiento en retórica y divagación, incapaz de coordinar lógicamente ideas, de disponer ordenadamente materiales. Tengo frente a mí, al decir estas cosas, ejemplos concretos: omito los nombres por una razón que no es necesario explicar.

Fernando Pessoa


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