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[Ricardo Reis según Federico Reis (su primo)]

[texto manuscrito, tal vez 1915]

Federico Reis


Se resume en un epicureismo triste toda la filosofía de la obra de Ricardo Reis. Intentaremos sintetizarla.

Cada uno de nosotros –opina el Poeta– debe vivir su propia vida, aislándose de los otros y procurando tan sólo, dentro de una sobriedad individualista, lo que le agrada y le place. No debe procurar los placeres violentos, y no debe huir a las sensaciones dolorosas que no sean extremas.

Buscando el mínimo de dolor [...], el hombre debe procurar sobre todo la calma, la tranquilidad, absteniéndose del esfuerzo y de la actividad útil.

Esta doctrina, el poeta la expone como temporaria. Mientras los bárbaros (los cristianos) dominen, la actitud de los paganos debe ser ésta. Una vez desaparecido (si desaparece) el imperio de los bárbaros, la actitud puede entonces ser otra. Por ahora no puede ser sino ésta.

Debemos buscar darnos la ilusión de la calma, de la libertad y de la felicidad, cosas inalcanzables porque, en cuanto a la libertad, los propios dioses –sobre los que pesa el Hado– no la tienen; en cuanto a la felicidad, no la puede tener quien está exiliado de su fe y del medio donde su alma debería vivir; y en cuanto a la calma, quien vive en la angustia compleja de hoy, quien vive siempre a la espera de la muerte, difícilmente puede fingirse calmo. La obra de Ricardo Reis, profundamente triste, es un esfuerzo lúcido y disciplinado por obtener alguna calma. Todo esto se apoya en un fenómeno psicológico interesante: en una creencia real [?] y verdadera en los dioses de la Grecia antigua, admitiendo a Cristo [...] como a un dios más, pero nada más –idea ésta de acuerdo con el paganismo y tal vez en parte inspirada por la idea (puramente pagana) de Alberto Caeiro de que el Niño Jesús era “el dios que faltaba”.


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