[texto dactilografiado, 1932]
Con la referencia: Goethe
El hombre de genio es un intuitivo que se sirve de la inteligencia para expresar sus intuiciones. La obra de genio –sea un poema o una batalla– es la transmutación en términos de inteligencia de una operación supraintelectual. Mientras que el talento, cuya expresión natural es la ciencia, va de lo particular a lo general, el genio, cuya expresión natural es el arte, va de lo general a lo particular. Un poema de genio es una intuición central nítida resuelta, clara u oscuramente (conforme el talento que acompañe el genio), en transposiciones intelectuales parciales. Una gran batalla es una clara intuición estratégica desdoblada, con mayor o menor ciencia, conforme el talento del estratega, en transposiciones tácticas parciales.
El genio es una alquimia. El proceso alquímico es cuádruple: 1) putrefacción; 2) dealbación[1]; 3) rubificación[2]; 4) sublimación. Se dejan, primero, pudrir las sensaciones; después de muertas se emblanquecen con la memoria; enseguida se rubifican con la imaginación; finalmente se subliman por la expresión.
Fernando Pessoa
[1] Blanquear, volver de color blanco.
[2] Enrojecer, volver de color rojo.
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