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[Romanticismo y cristismo]

[texto manuscrito, tal vez 1916]

Antonio Mora


Regreso de los dioses

Estética

Donde los maestros paganos no guían; donde, por lo tanto, la inspiración fue entregada al sentimentalismo cristiano, el error y el desvarío se vuelven la sustancia del arte.

El cristismo alcanzó su expresión exacta sólo con el movimiento romántico. Allí vemos, en plena exuberancia, todos los resultados del cristismo como forma sentimental: la dispersión del juicio por la imaginación, la sustitución del criterio general por el individual en aquello que en el arte es sustantivamente general; la incapacidad de meditar el asunto, de distribuir su exposición, de armonizar las partes en un todo; la mixtura de elementos heterogéneos, buscándose el efecto en el asombro, y no en el agrado.

Sea Shakespeare, Hugo o Verlaine el nombre del delincuente, el delito es siempre de la misma especie.

¡Cuánto no se eleva un Milton por encima de la confusión de un Shakespeare! La atribución de superioridad a Shakespeare sobre Milton es la demostración flagrante de la perversión social de la estética cristista.

Lo accesorio pasa a ser lo esencial. Lo que era adorno para a ser cuerpo.

Hugo, Musset, Shelley son falsos poetas. William Blake ni poeta llega a ser.

Lo que en una sociedad sana constituye, tanto por lo fragmentario de la exposición como por el episodio del […], mero asunto de conversación, asume en el romanticismo aspectos de obra acabada.


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