Creative Commons License

[Sobre el agente de la transformación social]

Notas para el estudio «El prejuicio revolucionario», 1918/1919


Primera Pregunta:

Admitiendo que haya una crisis [...] y económica en Europa (o en la civilización moderna), y que la única solución a esa crisis consista en la subversión integral del actual sistema económico, ¿quién va a realizar esa subversión?

No las clases capitalistas, evidentemente, pues están interesadas en la conservación del actual régimen económico, y sólo por dolo o artificio podrían fingir colaborar en alguna transformación económica radical.

¿Son, entonces, las clases designadas como proletariado? Una alteración radical de un sistema cualquiera, económico u otro, supone no sólo la fuerza para destruirlo, sino también la capacidad para sustituirlo por otro. Admitiendo que el proletariado tenga la fuerza para sustituir el actual régimen económico, ¿puede creerse que tenga la competencia para sustituirlo por algún otro, por aquél mismo que desean sustituirlo? El proletariado es de todas las clases sociales la más ignorante e inculta. No lo será por su culpa, pero el hecho es que lo es. Para una obra constructiva de naturaleza intelectual, como es la creación de un régimen cualquiera, le falta, por tanto, la base intelectual. A ello se agrega que el proletariado por naturaleza está históricamente alejado del gobierno, de cualquier tipo que sea; no está adaptado a gobernar. Le falta, por consiguiente, la base, por así decir, orgánica. Sólo tiene a su favor el tener interés en efectuar ese cambio; pero el interés en una cosa no presupone la competencia para entender en ella, pues el enfermo, siendo quien más interés tiene en ser curado, no por eso entiende más de la enfermedad que el médico, que no la tiene.

Ni ellos, ni sus dirigentes gobiernan, no tienen tradiciones y no pueden por lo tanto saber [...] gobernar para mantener lo que es, [...] mucho menos gobernar para transformar, lo que exige [...]

¿Es entonces una tercera clase, que no es exactamente la clase capitalista, ni con certeza el proletariado? Supongamos que lo es, y que esa clase es una clase de técnicos, o una clase de proletarios intelectualizados, o cualquier otra por el estilo. Sea cual fuere, sea lo que fuere, esa clase se subordina al proletariado o no. Si se subordina, es lo mismo que si fuese el propio proletariado; y el argumento empleado contra éste se aplica a aquélla. Si no se subordina, pero se le impone, lo hace por una de dos razones: o por influir en él y entonces se le impone de modo absoluto, o por ser generalmente aceptada por él. Si es que se le impone por influencia, ¿qué garantía tiene el proletariado de que esa clase, una vez efectuada la revolución social, servirá al proletariado, al que se impone, y no sólo a sus propios intereses? Al no ser aceptada espontáneamente por el proletariado, se prueba que ella permanece siempre extraña a él. Siendo extraña en la oposición y en la propaganda, mucho más extraña resultará cuando entre los dos se abra el abismo del poder. ¿Se trata, entonces, de una clase generalmente aceptada por el proletariado? ¿Aceptada cómo? ¿Por identificarse con él en todo? Estamos en el caso anterior, y esa clase, verdaderamente fundida en el proletariado, es como parte de él, y el argumento dirigido contra el proletariado como agente de la transformación social prevalece contra esta clase postiza. ¿Es por que la acepta como intelectualmente superior y apta para representar sus aspiraciones y ponerlas en práctica? ¿Qué competencia tiene quien es estúpido para evaluar la inteligencia ajena? ¿Qué competencia, quien es inculto para evaluar la cultura de otros? ¿Qué competencia, quien es inexperto en el arte de gobernar y de dirigir, para evaluar la experiencia de otros en esas artes, y más aun si esos tales todavía ni siquiera gobernaron? Quien se impone a la aceptación de los estúpidos, de los incultos, de los inexpertos e incompetentes, fuerza es que se les haga accesible o estimable. Quien es verdaderamente superior en inteligencia no puede volverse accesible a los inferiores, ni se acomoda para hacérseles estimable. En materia intelectual no tiene el obrero inteligencia a que apelar [?] [...]

De aquí se concluye que no hay ninguna clase social competente, ya sea por carencia de interés o por carencia de habilidad, para efectuar la transformación económica que los radicales desean que se realice. Esto es, admitiendo que (...) no hay gente para efectuar esa solución.

[...]

Segunda Pregunta :

¿Cómo se va a hacer esa transformación?

Hay tres maneras, y sólo tres maneras, posibles: por revolución, por evolución, por evolución seguida de revolución.

Como se trata de una transformación radical, de una subversión de las propias bases del actual sistema económico, la simple evolución, o progreso, no puede bastar para efectuar esa transformación; siendo que la evolución, sólo por sí misma, implica continuidad, falta de quiebra, y la transformación de la que se trata es esencialmente una quiebra, porque es una sustitución radical.

¿Por revolución?

Fernando Pessoa


No hay comentarios: