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[Arte y moral – III]

[texto manuscrito, tal vez 1916]

Fragmento con la indicación: As Artes


Las relaciones entre el arte y la moral son análogas a las relaciones entre el arte y la ciencia. No hay relación entre el arte y la moral, como no la hay entre el arte y la ciencia; pero un poema que viola nuestras nociones morales impresiona idénticamente al hombre sano como un poema que viola nuestra noción de la verdad.

Un poeta que canta, elogiando, el robo, no hará con eso un buen poema; ni lo hará un poeta moderno a quien se le ocurra cantar el curso del sol alrededor de la tierra, que es una cosa falsa.

Viola la regla del agrado. Agradará a más gente un poema que, sobre ser bello, sea moral, que uno que, siendo bello, sea inmoral. Las épocas tienen más en común sus ideas morales que sus inmoralidades. Sólo en las épocas de decadencia la moralidad dejó de ser un ideal; e, incluso en esas, se reconoce su valor ideal.

Las relaciones son entre el artista y el moralista, no entre el arte y la moral. Como es improbable que un gran artista, dado que es un gran artista, falsee la verdad, es improbable que falsee la moral. No pertenece esa característica a un cerebro típico de creador.

El creador de arte para influenciar tiene, en general, como motivo el interés de influenciar; al cual falta si crea la obra con elementos que tienden a limitar la acción de la obra.

La tendencia moral es reconocida por la especie [?] humana como superior a la realidad [?] inmoral. El poeta inmoral corre por tanto, en la proporción en que es inmoral, el riesgo de no influenciar los espíritus superiores (cuando no de su época, acaso decadente), de las otras épocas por lo menos.

Fernando Pessoa


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